En el Dia Mundial del Parkinson, que se celebra hoy 11 de abril y fue establecido por la Organización Mundial de la Salud en 1997, recordamos la necesidad de continuar los esfuerzos en investigación multidisciplinar y en terapias farmacológicas y no farmacológicas que ayuden a los pacientes a mejorar su calidad de vida. 

Se estableció este dia por la fecha de nacimiento del Dr. James Parkinson, quien padeció y describió sus síntomas en 1817. Después de 200 años del descubrimiento de este mal progresivo que responde a factores genéticos y ambientales, todavía queda mucho por descubrir.

La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa caracterizada por transtornos del movimiento, y que fue descrita por primera vez por el médico inglés James Parkinson en 1817. Por número de afectados, es la segunda enfermedad de este tipo, tras el Alzheimer. 

Se vincula al parkinson con la depresión, ya que un 50% de los afectados llega a ser diagnosticado de trastornos psicológicos como ansiedad, depresión o apatía. 

En España por ejemplo, según datos de la Sociedad Española de Neurología, la padecen entre 120.000 y 150.000 personas, y cada año se diagnostican alrededor de 10.000 nuevos casos. 

A nivel mundial, según datos de la Parkinson’s Disease Foundation, el número de afectados supera los diez millones.

Como en el caso de la enfermedad de Alzheimer, la prevalencia del Parkinson está relacionada con la edad, de aquí que más de dos tercios de las personas diagnosticadas sean mayores entre 60 y 65 años (si bien ha aumentado el númeo de casos en edad más bajas). Asimismo, se trata de una enfermedad más común entre los hombres que entre las mujeres. 

Uno de cada 10 casos se diagnostica en menores de 45 años.

La OMS calcula que para el año 2030 esta cifra será duplicada, lo que conlleva a un problema de salud público y se agrava porque el diagnóstico suele tardar entre uno y tres años como mínimo.

El neurólogo Jorge Martínez Cerrato, Coordinador del Centro de Neurociencias del Hospital Vivian Pellas (HVP), señala que esta enfermedad es más frecuente en la quinta y sexta década de la vida y aunque el Párkinson muy rara vez inicia antes de los 50 años de edad, en los países occidentales existe un 5 por ciento de los pacientes con este padecimiento antes de los 40.

Sin embargo, el doctor Martínez Cerrato, quien tiene una maestría en Trastornos del Movimiento, advierte que no todo temblor es Párkinson. “El temblor de la enfermedad de Párkinson se caracteriza por ser en reposo, inicia en una extremidad como en las manos, con una frecuencia de 4 a 6 por segundo, puede verse como el pulgar y el dedo índice se frotan hacia adelante y hacia atrás como el temblor de rodar una píldora. Además, tiene que acompañarse de lentitud de movimiento y rigidez”, indica. Otros síntomas igual de severos son el déficit cognitivo, dermatitis, trastornos de la sudoración, pérdida de peso, fatiga e incluso depresión y/o apatía, que influyen en la calidad de vida y suelen ser infradiagnosticados.

Aunque hay síntomas generales, cada persona presenta la enfermedad de manera muy particular, ya que no se pueden predecir las manifestaciones que tendrá ni cuándo, ya que mientras algunos pacientes terminan en sillas de ruedas, otros son capaces de participar en maratones.

“El diagnóstico de la enfermedad es eminentemente clínico y se basa en cumplir los Criterios Diagnósticos del Banco de Cerebro de la Sociedad de Párkinson del Reino Unido”, explica el doctor Martínez Cerrato, neurofisiólogo clínico e internista con un Máster en Trastornos del Movimiento.

En los pacientes con Parkinson se verifica una insuficiencia en el funcionamiento de las neuronas, que, por causas desconocidas, no producen cantidades suficientes de un neurotransmisor, la dopamina, esencial en las funciones motoras.  

Los síntomas son, fundamentalmente, dificultades en los movimientos del cuerpo, como temblores, rigidez y problemas de equilibrio y coordinación. Otros síntomas no motores incluyen depresión, hiposmia o trastorno del olfato, declive cognitivo, trastorno del sueño y apatía.

No existe un método específico para indicar la presencia de la enfermedad, y la determinación diagnóstica se basa en la observación de un conjunto de síntomas, muchos de los cuales son imprecisos y se dan antes de que aparezcan las dificultades motoras. 

De la misma manera, puesto que el inicio y el avance de la enfermedad son graduales y diferentes en cada paciente, el tratamiento debe ser personalizado.

¿Cómo enfrentar el diagnóstico?

 El paciente afectado por Párkinson puede hacer muchas cosas para cambiar el curso de la enfermedad de Párkinson, y tiene al menos un buen motivo para ello: muchos neurólogos informan que el empeoramiento de los síntomas suele ser significativamente más lento en las personas que adoptan una postura positiva y preventiva en relación con la enfermedad.  

Existen diversos métodos que pueden ayudar al paciente a mantener una visión optimista, para lo cual necesitaría contar con un médico en el que confíe para desarrollar su tratamiento.

Hacer ejercicio tiene muchas ventajas como natación, caminatas o yoga, actividades que contribuyen a reducir el estrés, evitando empeorar todos los síntomas de la enfermedad. Los especialistas también recomiendan que el paciente trate de educarse lo más posible sobre su padecimiento y no aislarse, ni esperar que los familiares o amigos lo llamen o visiten, sino que tiene que mantenerse socialmente activo.

El Párkinson no es mortal

 La mayoría de los médicos afirman que la enfermedad de Párkinson no es mortal. Se muere con la enfermedad de Párkinson, pero no debido a ella. Sin embargo, a medida que los síntomas empeoran, pueden provocar incidentes que resulten mortales. Por ejemplo, en los casos avanzados, la dificultad para tragar puede provocar que los pacientes aspiren alimentos y estos ingresen en los pulmones, lo que da lugar a neumonía u otras afecciones pulmonares. La pérdida del equilibrio puede causar caídas que provocan lesiones graves o la muerte. La gravedad de estos incidentes depende en gran medida de la edad de los pacientes, el estado de salud general y la etapa de la enfermedad. 

“La enfermedad de Párkinson es degenerativa y es progresiva. La expectativa de vida promedio de una persona con Párkinson es muy similar al de las personas que no padecen la enfermedad. La condición empeora en un promedio de unos 15 años. Hay algunos pacientes que en los primeros 10 años están muy incapacitados, pero hay otros, que su progresión es lenta y puede llegar a vivir más de 20 años después del diagnóstico. El tratamiento y el ejercicio físico es muy importante debido a que mejoran la calidad de vida de los pacientes”, recomienda el doctor Martínez Cerrato.

Esperanza de tratamiento y diagnósticos

La investigación que se hace en Nicaragua referente a la enfermedad de Párkinson está mayoritariamente referida a estudios a nivel epidemiológico, dice el doctor Martínez Cerrato, sin embargo, señala que a nivel mundial, la investigación es abundante, ya que se pretende encontrar biomarcadores que permitan determinar un diagnóstico precoz o definir las personas en riesgo, estudios clínicos para detectar, tratar la enfermedad con fármacos nuevos y realizar una prevención segura. “Hay grandes avances en los estudios genéticos y tratamiento con estimulación cerebral profunda y células madres”, indica.

“El Centro de Neurociencias del Hospital Vivian Pellas cuenta con un equipo de especialistas altamente capacitados para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Párkinson y con los estudios de imagen necesarios para excluir otras enfermedades que pueden imitar a la enfermedad de Párkinson”, explica el doctor Martínez Cerrato.

El especialista indica que las formas de Párkinson por razones familiares son esporádicas, entre un 5 y 10 por ciento de los casos, pero que en estos casos los neurólogos del HVP trabajan en conjunto con el genetista, quien envía la muestra de sangre al extranjero, sin necesidad que el paciente viaje fuera del país.

Investigaciones a nivel mundial

Un estudio publicado en la revista The Lancet Neurology demuestra, por primera vez, que mediante la tomografía por emisión de positrones (PET), una técnica de diagnóstico por la imagen, se pueden detectar de forma precoz enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson. 

Esto se debe a que permite observar inflamación y falta de dopamina en la sustancia negra, la parte del cerebro que al dañarse provoca el Párkinson, en pacientes con trastornos del sueño en fase REM que aún no tienen síntomas típicos de la enfermedad, explica la publicación.

El Centro Integral de Neurociencias HM (CINAC) de Madrid ha realizado una investigación en la cual ha descubierto que utilizar el ultrasonido focal de alta intensidad HIFU en el núcleo subtalámico (una estructura profunda del cerebro) repercute positivamente en las distintas manifestaciones motoras del Párkinson. 

Otra alternativa estudiada es la estimulación cerebral profunda, una operación quirúrgica que utiliza un dispositivo similar a un marcapasos cardíaco que envía señales eléctricas que llegan a las áreas del cerebro que controlan el movimiento y el dolor. Y el estimulador que va colocado internamente en el pecho, apenas deja una cicatriz. 

Otra alternativa indica que las lágrimas pueden contener pistas sobre si alguien tiene la enfermedad de Párkinson, según un estudio preliminar publicado el jueves 22 de febrero del 2018 y que será presentado en la 70ª Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología, que se celebrará en Los Ángeles, California, Estados Unidos, del 21 al 27 de abril de 2018.

Hay tratamientos y aún hay esperanzas,...

Con la Estimulación Cerebral Profunda se busca generar reacciones en el cerebro, en partes muy precisas, a través de unos electrodos que se conectan neurogenerador, una especie de marcapasos interno. 

“Estos modifican la señal eléctrica del cerebro de circuitos neuronales que están funcionando anormalmente. Es como cuando tiene un pequeño cortocircuito y esa actividad eléctrica anormal se modula” comenta el neurocirujano Juan Carlos Benedetti.

El primer paciente de este médico fue un joven de 17 años, que había sufrido un trauma muy severo y tenía un temblor en el lado derecho del cuerpo.

“Vimos un niño desconsolado en el consultorio, en silla de ruedas, delgado. Prácticamente no podía alimentarse por el temblor tan severo y solo descansaba cuando lo hacían dormir los medicamentos”, recuerda. El paciente, que sigue asistiendo a control, se apoya hoy con muletas, pero “camina por sí mismo, se baña, se alimenta y puede disfrutar con su familia en un parque”.

Para el neurólogo Martín Torres, la vida no solo le cambia al que está en la camilla y su familia. “La vida le cambia también a uno”, dice. 

“El trabajo en grupo es lo mejor que hay. Un neurocirujano solo no puede hacer más que su parte, y un neurólogo tampoco. Es un grupo completo el que están presentes también el neuropsicólogo, el anestesiólogo y la parte importante de fisioterapia”, añade.

¿Quiénes pueden probar este tratamiento?

Todos los pacientes pueden ser operados siempre y cuando cumplan ciertos criterios: de refractividad al mejor tratamiento farmacológico, ser visto por un grupo multidisciplinario y sea avalado por el comité de ética médica del centro donde se va a operar. Si se cumplen en ausencia de enfermedades sistémicas no controladas, alteraciones de coagulación, incapacidad de la familia o del paciente para entender el procedimiento, puede ser operado.

Con un buen diagnostico y la mejor actitud se puede enfrentar este diagnostico y vivir con el padecimiento con muchos años mas de vida, como:

  • Helen Mirren,  artista británica ganadora de un Oscar a mejor actriz por su interpretación de Isabel II en “La Reina”, desde su diagnostico, reúne esfuerzos con la organización británica Parkinson’s UK para combatir este padecimiento.
  • Michael J. Fox, actor canadiense presentó los primeros signos de esta enfermedad en 1990, pero fue diagnosticado hasta 1991. Su enfermedad se hizo pública casi siete años después, dos años antes de retirarse de la actuación para dedicarse a ser un activista de la enfermedad mediante su fundación.
  • Ozzy Osbourn, luego de su conocido problema de abuso de drogas, como las metanfetaminas, que son factor para desarrollar Parkinson, casi todo el mundo de la música aseveraba que sus síntomas pertenecían a dicha enfermedad.
  • Mohammed Alí, el mas grande boxeador luego de su retiro en 1981, obtuvo este diagnistico, a partir de entonces, tuvo varias apariciones, donde se notaban los avances de la enfermedad. 
  • Manny Pacquiao, presenta, aunque “tempranos”, síntoma de Parkinson, luego de las pruebas realizadas tras el combate que perdió frente al mexicano Juan Manuel Márquez. 
  • Salvador Dalí, era víctima de un proceso degenerativo e irreversible, cuyos síntomas correspondían al de la enfermedad de Parkinson (Otro síntoma que parece confirmarlo es la ‘depresión agitada’, que detona momentos de euforia, y gran actividad). 
  • El Papa Juan Pablo II comenzó a dar muestras de la enfermedad en 1992, pero el Vaticano nunca confirmó lo que a partir de entonces era evidente; sin embargo, esta enfermedad no fue la principal causa de su muerte en 2005.

Paciencia,fuerza, fortaleza y bendiciones para quienes lo padecen y sus familiares.