El 14 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Donante de Sangre.

Su objetivo es agradecer a los donantes su contribución voluntaria y desinteresada, que permite salvar vidas humanas, y concienciar sobre la necesidad de donar sangre con regularidad para garantizar la calidad, seguridad y disponibilidad de sangre y productos sanguíneos para quienes lo necesiten.

Las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos contribuyen a salvar millones de vidas cada año. Permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente letales, así como llevar a cabo procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.

También desempeñan un papel fundamental en la atención materno-infantil, los desastres naturales y los desastres provocados por el ser humano, pues permiten salvar la vida de muchas personas

Sin embargo, en muchos países la demanda supera a la oferta, y los servicios de sangre han de enfrentarse a muchas dificultades para conseguir que el suministro de sangre sea suficiente, y garantizar, al mismo tiempo, su calidad e inocuidad. Únicamente puede garantizarse un suministro de sangre adecuado mediante donaciones periódicas voluntarias no remuneradas. El objetivo de la OMS es que, de aquí a 2020, todos los países obtengan su suministro de sangre de donantes voluntarios no remunerados.

¿QUIEN FUE KARL LANDSTEINER?

Nació hace 148 años; médico austriaco, sentó las bases de los descubrimientos sobre la sangre humana gracias a los descubrimientos que han salvado muchísimas vidas. Sus primeras investigaciones en su instituto de patología (primero como ayudante y, a partir de 1909, como profesor) se centraron en la genética de la sangre humana, que comparó con la de los simios y otros animales. Su tipificación de los grupos sanguíneos y su compatibilidad no solo ha permitido que se puedan hacer transfusiones con total seguridad y una base científica; también que un montón de bebés con un factor RH distinto al de su madre nazcan sanos. La justicia también se ha visto beneficiada de esto gracias a los análisis periciales de los litigios de paternidad. 


En 1875, Landois se había dado cuenta de que cuando los hombres recibían trasfusiones sanguíneas de otros animales, esa sangre de agrupaba y acababa por destruir los vasos sanguíneos. Entre los años 1901 y 1903, Landsteiner se dio cuenta de que una reacción idéntica ocurría también con la sangre de otros seres humanos y que precisamente esa era la causa de los shocks, ictericias y hemoglobinurias que se habían dado frecuentemente en intentos anteriores de transfusiones sanguíneas. No solo eso, Landteiner se dió cuenta que había ciertas características sanguíneas que se heredaban y que podían llegar a usarse para determinar la paternidad de alguien cuando fuera dudosa.

 

 

Usó su propia sangre y la de sus compañeros de laboratorio a la hora de llevar a cabo el experimento que le haría pasar a la historia. Tras separar el suero de la sangre de los glóbulos rojos y mezclarla con las muestras obtenidas, se dio cuenta de que las reacciones eran diferentes, lo que le permitió establecer los tres grupos sanguíneos: A, B, 0. Un año más tarde completó la clasificación con otro más: AB.

 

Tras emigrar a Nueva York en 1922 comenzó a trabajar en el instituto Rockefeller de investigación médica hasta su muerte en 1943. Allí amplió su investigación. En 1927, junto con Philipe Levine, inmunizó conejos contra varias enfermedades sanguíneas y descubre antígenos de la sangre común al hombre (nombrados M, N y P). Y en 1940, con Alexander Solomon Wiener, da con el Factor RH, un antígeno que provenía del suero de conejos inmunizados con sangre de un mono de la especie Rhesus.

La comunidad científica recompensó los logros de Karl Landsteiner -que también ayudó a identificar el virus de la Polio- otorgándole el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1930.

El austriaco observó que al mezclar la sangre de dos personas, había veces en las que los glóbulos rojos se agrupaban formando grumos. Analizó la sangre de 22 personas, incluyendo la suya, para lo que procedía a separar el suero y lavaba después los glóbulos rojos para sumergirlos en una solución de suero salino. 

Después ensayaba cada uno con los glóbulos rojos obtenidos y apuntaba los resultados. Así descubrió tres tipos distintos de hematíes, A, B y O, que daban lugar a diferentes reacciones. Dos años después, en 1903, y siguiendo sus estudios, sus discípulos Alfredo Alfredo de Castello y Adriano Sturli descubirieron el tipo AB.

No le hicieron demasiado caso hasta que, en 1909, consiguió identificar los cuatro grandes grupos sanguíneos que hoy conocemos (A, B, AB y 0) y demostró que las transfusiones dentro de esos grupos eran seguras. Landsteiner recibió el Nobel de Medicina por esto en 1930 y muy merecidamente. Pocas veces cuatro tubos de ensayo en un laboratorio han tenido un impacto tan positivo en la historia de la humanidad.

La sangre de los seres humanos posee anticuerpos, que reaccionan con otras moléculas de los glóbulos rojos. Esos anticuerpos son los responsables de la incompatibilidad de las transfusiones sanguíneas si no se selecciona el tipo correcto. Ottenberg acuñó en 1911 el término de «donante universal» para las personas que tienen el tipo O por carecer de antígenos que reaccionan con los anticuerpos.

 

La sangre de los seres humanos posee anticuerpos, que reaccionan con otras moléculas de los glóbulos rojos. Esos anticuerpos son los responsables de la incompatibilidad de las transfusiones sanguíneas si no se selecciona el tipo correcto. Ottenberg acuñó en 1911 el término de «donante universal» para las personas que tienen el tipo O por carecer de antígenos que reaccionan con los anticuerpos.
La sangre de los seres humanos posee anticuerpos, que reaccionan con otras moléculas de los glóbulos rojos. Esos anticuerpos son los responsables de la incompatibilidad de las transfusiones sanguíneas si no se selecciona el tipo correcto. Ottenberg acuñó en 1911 el término de «donante universal» para las personas que tienen el tipo O por carecer de antígenos que reaccionan con los anticuerpos.