Por generaciones, toda persona tiene en su haber una canción de Cri Cri; un arrullo, una primera canción, sus primeros bailes, festivales escolares,...

Francisco Gabilondo Soler, nació un dia como hoy,  el 6 de octubre de 1907 en la ciudad de Orizaba, Veracruz. 

De pequeño tuvo problemas escolares ya que prefería escapar al campo en lugar de asistir a clases aunque si tenía interés en los libros ya que creció con las fábulas de Esopo y los textos de Julio Verne, Emilio Salgari, Christian Andersen, los hermanos Grimm más una abuela que alimentó su imaginación con relatos diarios.

A los 17 años viajó a Nuevo Orleáns para prepararse como linotipista, algo popular en esa época. No llegó a ejercer nunca ese oficio pero el jazz y la música de Louisiana lo dejó fascinado.


 Dos años después, ya de regreso en Orizaba tomó la decisión de aprender a tocar el piano y lo hizo de una manera peculiar: pidió permiso para usar una pianola, en la que observaba y practicaba poniendo los dedos sobre las teclas que se movían; llegó a ser excelente pianista lírico hasta que su mismo éxito, y las condiciones de producción, lo obligaron a estudiar formalmente.


Alrededor de 1930 empezó a componer sus propias melodías y aunque su fama es a través del público infantil en esa época alternaba la composición de tangos y danzones con la interpretación en bares y casas de citas. 

A principios de 1934, ya con cierta fama como compositor Francisco Gabilondo le solicitó una oportunidad a Emilio Azcárraga Vidaurreta, dueño de la XEW. Azcárraga trató de desanimarlo diciéndole que no podía competir con Agustín Lara o Gonzalo Curiel, pero le sugirió “agarre la Marcha de Zacatecas y póngales letra para chamacos”. Así empezó a trabajar con música para niños y cuando tuvo muestras de su trabajo en este nuevo estilo Gabilondo se presentó con el gerente artístico de la misma emisora: logró una oportunidad para trabajar en la XEW.

 

El 15 de octubre de 1934, a la una de la tarde, en un espacio a prueba sin patrocinadores Francisco Gabilondo Soler hizo su debut en radio e interpretó El Chorrito y El Ropero, cantando él mismo acompañado sólo por el piano. Este programa se mantuvo en la radio con transmisiones diarias por casi 27 años.


En los siguientes meses el gerente de la estación sugirió que apareciera en el programa un personaje, un “animalillo”. Gabilondo, que ya para entonces contaba con la ayuda de un violinista, pensó en un grillito al que llamó Cri-Cri, el Grillito Cantor. A pesar del éxito del programa decidió irse a Argentina en dónde intentó también trabajar como músico y compositor; a pesar de no tener éxito permaneció un año explorando el país.


En los años siguientes el éxito de Gabilondo Soler se acrecentó y pasó fronteras siendo conocido en todos los países de habla hispana. Su programa de radio se transmitió en vivo hasta el 30 de julio de 1961.


Francisco Gabilondo Soler explora en sus composiciones prácticamente todos los géneros populares, desde el tango hasta la jota aragonesa pasando por ritmos afroantillanos, aunque con un estilo personal. Sus canciones pueden ser relatos de las aventuras del Grillito cantor en el bosque o cuentos de hadas o aventuras en países lejanos pero también hay relatos costumbristas, cotidianos y otros con cierta crítica social.


La producción de Francisco Gabilondo Soler incluye 228 canciones y composiciones, 120 de ellas grabadas, más de 300 personajes y 3,560 páginas de textos y cuentos. 


Se vendieron más de 10 millones de discos de sus canciones desde 1929 hasta la fecha. Sus canciones han sido interpretadas por Plácido Domingo, Emmanuel, Alejandra Guzmán y Eugenia León entre otros y siguen vigentes a pesar de los años y las generaciones transcurridas.


Francisco Gabilondo Soler murió el 14 de diciembre de 1990, sin aspavientos o algarabias,... como una persona conocida mas, aún cuando en muchas generaciones y en tantos niños sembró en sus corazones una semillita de sonrisas, alegría, emociones e imaginación, que germinó y creció para trasmitirlo a siguientes generaciones, a nuestros hijos, y en donde bajo la sombra del arbol de nuestros recuuerdos nos sentaremos a sonreir.

De lo mas lejano y profundo de mis recuerdos de infancia, mi canción favorita, la que me enseñó mi mamá. 

Gracias Don Gabilondo!! Gracias CRI CRI!!!