En 1523 arribaron a Nueva España los primeros frailes dominicos. Bajo la misión evangelizadora como parte del proceso de conquista espiritual cubrieron el área sur llegando hasta Guatemala, y establecieron templos y conventos en México, Puebla, Oaxaca y Chiapas. Desde estas imponentes edificaciones los religiosos salían directamente a las doctrinas, estaciones de misión establecidas en pueblos vecinos y localidades alejadas. Gran parte del legado que sustentó a este proceso histórico prevalece hasta el día de hoy, y además de ser muestra tangible de la conquista, es un ejemplo muy valioso del estilo arquitectónico novohispano.

Santo Domingo Yanhuitlán

En todo este "rosario" de templos y conventos destacan en la Mixteca el de Santo Domingo Yanhuitlán que se localiza a 70 km de la Ciudad de Oaxaca por la supercarretera 190, su nombre significa en Nahualt "Tierra Nueva". Se conoce que sus arquitectos provenían de Escorial, España.
Fue el segundo en importancia de la orden dominica en la región oaxaqueña. Hoy en día, constituye uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura novohispana del siglo XVI. La construcción fue erigida sobre una enorme plataforma prehispánica y aunque se hicieron algunas modificaciones en el siglo XVIII conserva en su sitio las pinturas y esculturas originales, entre las que destaca el retablo principal del siglo XVI elaborado por el pintor sevillano Andrés de la Concha. Conoce su histórico órgano tubular. Recorre su museo regional, que exhibe piezas de arte sacro y una copia exacta del códice Yanhuitlán, y deléitate con la riqueza cultural y natural de este pueblo milenario.

 

San Pedro y San Pablo Teposcolula

Los dominicos se establecieron aquí en 1541, iniciando poco después la construcción de un fabuloso conjunto religioso, con una magnífica capilla abierta que es una de las obras más relevantes del siglo XVI en la Nueva España. Cabe hacer notar que esta capilla contaba con dos coros, uno para cantores y otro para músicos. En su momento, la capilla estuvo decorada con un retablo realizado por los pintores Andrés de la Concha y Andrés Pereyns de quienes se conservan algunas obras en el interior del templo.